Banalizando el mal

Jul 13, 2022 | ◉ Puntos de Vista

Por Ricardo Gálvez del Bosque

En el 2000, tras la difusión del primer vladivideo y la exposición gráfica de la podredumbre del régimen de Alberto Fujimori, ser fujimorista se volvió vergonzoso. Durante algunos cortos y fugaces años no era algo sobre lo cual una persona podría sentirse orgullosa.

Pasaron los años, y el sentimiento empezó a disiparse. Algunos otros escándalos políticos hicieron que muchos usaran el discurso del “¿ven? Todos son iguales”. La corrupción y los delitos contra los derechos humanos empezaron a relativizarse en la mente de los peruanos.

La gente terminó de salir del clóset fujimorista cuando Keiko Fujimori se enfrentó a Ollanta Humala en segunda vuelta. A partir de ese momento, en muchos círculos sociales, empezaron a florecer los discursos agresivos que anunciaban la confiscación de ahorros y propiedades, prácticamente caería el diluvio divino si no volvíamos a los brazos del fujimorismo. Así, dejó de ser vergonzoso, se volvió un sentimiento patriótico.

Durante el último quinquenio, la cosa se puso medio extraña. Cuando el fujimorismo de antaño vio la agresividad irracional del keikismo contra PPK, algo empezó a olerles mal. Sin embargo, cuando Pedro Castillo apareció como oponente de Fujimori, el amor volvió a surgir con desesperación.

Estos cambios de humor de ciertos grupos de derecha no han pasado desapercibidos por algunos sectores de izquierda. Con aires de superioridad moral, señalaron los delitos reales que había cometido el fujimorismo. La dignidad pesaba más, con justa razón.

Sin embargo, hoy quienes condenaron el secuestro de Gorriti durante el régimen fujimorista, parecen no tener miedo de convertirse en las nuevas Marthas Chávez que se ríen de un delito similar. Lejos de ruborizarse tras justificar a un gobierno lobista, inepto, corrupto y vergonzoso, muchos han pretendido encontrar excusas para defender hasta lo intolerable.

Bajo diferentes malabares mentales, ahí los encontramos. Algunos están condenando un secuestro con un “pero” por delante. “Ah…pero se lo buscaron,¡pues!”. Otros intentan hacerlo tratando de manipular la idea de la diferencia cultural (argumento bastante flexible que hace que todo aquel que piense distinto pueda ser tildado de “clasista”). Sin embargo, el hecho resulta bastante claro: los periodistas fueron detenidos y amonestados sin haber incumplido algún tipo de ordenamiento. Y lo que es peor, se les obligó a dar declaraciones públicas a favor de Castillo y su esposa.

Preocupa, pues, encontrar demasiada flexibilidad ante hechos claros y contundentes. Preocupa que muchos pretendan justificar una detención arbitraria tildando de “clasista ignorante” o “fascista que no conoce la realidad y la variedad cultural del país” a todo aquel que discrepe racionalmente.

Arrogarle la culpa de lo que ha sucedido a Castillo y a su gente resulta ser un ejercicio bastante complejo y quizás exagerado. Sin embargo, es alarmante ver cómo poco a poco el mal se ha ido banalizando hasta llegar a límites insospechados.

Así como algunos regresaron al fujimorismo con ánimos de barra brava desde el 2011, hoy cierto sector de izquierda se empieza a parecer demasiado a este grupo cuando resulta inventarse lógicas absurdas para decirnos que “el fin justifica los medios”.

¿Qué más vamos a ver relativizado? ¿Cuál es el límite? ¿Tenemos que ser tolerantes con el delito dependiendo de la víctima y el victimario? ¿O estamos esperando que un alcalde nos diga, como a los secuestrados «ahora pues, háganse a los machitos?»

 

Foto de Sander Sammy en Unsplash

Autor

  • Es Administrador de la Universidad de Lima y Magíster en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la PUCP. Ha trabajado en empresas del Sector Financiero, Seguros y Venta Directa en las áreas de Marketing, Planeamiento Comercial y Compras. Realizó su Tesis de Maestría investigando el comportamiento de los parlamentarios ante las reformas de financiamiento político. “Punto Medio” es el espacio donde vierte sus opiniones, comparte su análisis político y nos da a conocer sus puntos de vista y conocimientos sobre esta pasión que siempre lo acompañó desde joven.

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