Por Gabriel Moreno Alcántara
El pasado sábado llegaron por los medios de prensa imágenes y videos sorprendentes del punto más álgido de marchas y reclamos ciudadanos en el lejano país asiático de Sri Lanka, ex Ceilán, en donde una turba multitudinaria de personas tomó la residencia presidencial en la capital. La muchedumbre logró burlar la barrera policial e ingresaron a dicho palacio donde ingresaron a los ambientes residenciales, la piscina, patios y demás, dando la señal al mundo entero que el gobierno había caído y la anarquía estaba reinando el dicho país. (Ver la noticia aquí). Ahora, hay que comentar grosso-modo cuál fue el motivo para tal nivel de sublevación: la honda crisis económica que el país atraviesa. La escasez de comida, combustible, gas, sumado a los extensos cortes de electricidad, que pueden llegar hasta las 13 horas, desde el mes de marzo, terminaron por hartar a las personas de Sri Lanka. El fin de semana, se supo que tanto el primer ministro como el presidente del país renunciarán próximamente dada la rebelión civil. Ese es el poder ciudadano, aunque usando medidas desafortunadas y que deberían evitarse, que pesa en una nación.
Haciendo un comparativo de la crisis que se vive en Sri Lanka con la que podría darse en Perú, debemos alertar que el espíritu de queja, reclamo y hartazgo de lxs peruanxs podría llevar a un caos de un nivel muy serio. Ahora bien, dudo que se tomen edificios o palacios gubernamentales, pero la violencia y agresividad en marchas, protestas y tomas de carretera pueden ser tremendas, con un alto número de muertes y heridos como ha sucedido en ocasiones anteriores, muy lamentables, por cierto. Sumando a la crisis económica, la política peruana vive un nuevo episodio de severa algidez con un Ejecutivo y un Legislativo plagados de presuntos actos de corrupción, intereses que se compran y venden y tibiezas al momento de la toma de decisiones. En vez de que todos los poderes, partidos políticos y sectores ciudadanos puedan sumar esfuerzos para poder salir delante de la crisis económica y sanitaria que aún se vive en el Perú promoviendo leyes y medidas eficaces para la coyuntura, vivimos aún supeditados en los intereses mezquinos de l@s polític@s del país.
¿Cuánto tiempo más la ciudadanía peruana podrá tolerar que un gobierno más delinca, presuntamente, en nuestras narices? A estas alturas, creo que no por mucho tiempo más, a pesar que aún mantiene un considerable porcentaje de aceptación en las provincias del país, el pueblo peruano va a mantenerse “sereno” ante la coyuntura. Esta idea se refuerza a sabiendas de tener un Ejecutivo mediocre, un Congreso tibio y que sólo defiende sus propios intereses, una Justicia lenta y un grupo de líderes civiles y/o políticos que presentan propuestas poco efectivas para buscar una salida política a la crisis. Asimismo, estamos por iniciar una cuarta ola de la COVID19 y un periodo de crisis alimenticia que no sabemos qué acarrearán en el país, ayuda a cultivar sentimientos de angustia y hartazgo que podrían desencadenar en sublevaciones de cierto modo similares a las de Sri Lanka. Ojo con ello.
Finalmente, el presidente Pedro Castillo debe entender de algún modo que, si su gestión va a seguir tal y como está ahora, no va a durar mucho tiempo más y que la ciudadanía y el “pueblo” peruano que tanto pregona no va a poder resistir cuando el trabajo se pierde, el hambre se siente y la angustia aflora en los hogares del país.
Foto tomada de https://www.ambito.com/mundo/sri-lanka/los-videos-virales-la-toma-la-residencia-presidencial-n5482876