Por Ricardo Gálvez del Bosque
Muchos analistas políticos intentan descifrar el comportamiento de Perú Libre y los Cerrón (y aliados) preguntándose hacia dónde apuntan. ¿Existe un plan milimétrico que están siguiendo? ¿Por qué terminan haciendo alianzas temporales y contundentes, sobre temas específicos, con la oposición de derecha más radical?
Es cierto que ambos extremos están unidos gracias al conservadurismo y el odio a los que ellos denominan “caviar”. Pero, ¿esos sentimientos bastan como para explicar los extraños acercamientos que tienen y son cada vez más frecuentes?
Los allegados a Cerrón se han unido a la derecha – que ellos mismos llaman golpista – para blindar a Merino, censurar a Betssy Chávez, elegir a 6 magistrados del Tribunal Constitucional, pretender sacar a los renunciantes de bancadas de cualquier puesto en la Mesa Directiva.
La censura a Betssy Chávez puede explicarse en la necesidad que tiene el grupo cerronista de demostrar cómo se pagan las traiciones internas. Venganza pura y dura, además de ser un mensaje para el Presidente Castillo que le haga entender que “o está con ellos, o se friega”. Impedir que congresistas que han renunciado a sus bancadas originales puedan postular a la Mesa Directiva – un proyecto que tiene visos de inconstitucionalidad – puede responder a la intención de negarle a las bancadas satélites del oficialismo (y traidoras, según ellos) acercarse a la Presidencia del Congreso. Pero, ¿el resto? ¿qué?
Algunos creen que podría existir un pacto de impunidad en el supuesto de que los casos judiciales de Cerrón lleguen al TC. Pero, ¿son tan tontos como para aceptar eso a cambio de un futuro incierto? Muy jalado de los pelos. Quizás la explicación sea mucho más simple.
Durante este quinquenio, la política peruana está desprestigiándose velozmente. El nivel de la clase política está provocando nauseas y arcadas a la mayoría de peruanos. Ese hecho no les preocuparía mucho a Cerrón y compañía. Sus objetivos son otros, son de largo aliento, y el caos colabora con la narrativa que están construyendo a futuro.
Por otro lado, los intereses de corto plazo ya los ha sembrado y cosechado en poco tiempo: puestos en el Estado (lo que implicó manejo de dinero público), y lograr que su poder se extienda a nivel nacional con ese dinero y los nombramientos que ha obtenido.
Es decir, ya tiene poder y dinero. Ya tiene allegados, y tiene seguidores que han coptado el Estado gracias a su apoyo. El aparato ya está, falta solo hacerlo arrancar.
¿Qué tiene que ver con su alianza temporal con extremos de derecha? Simple: Cerrón está colaborando a que se desprestigie toda la clase política. Si más adelante se le echa la culpa por la votación de Merino, o por el TC (acuérdense que somos bien olvidadizos sobre esos temas “menores”), no le interesa. Tranquilamente lo puede justificar diciendo que “dadas las circunstancias, tuvo que jugar bajo las reglas sucias que este sistema promovía”. Y aquí viene el giro que busca Cerrón:
“Por eso, lo que nosotros proponemos es refundar el país. Basta ya de tanta política cochina. Necesitamos a alguien que sepa cómo hacer las cosas, y que lo haga con mano dura. No podemos dejar que las empresas y los políticos antiguos que tanto desprestigio han traído sigan manejando el país. No podemos permitir que traidores como Castillo y todos los presidentes que lo antecedieron sigan saqueando nuestra riqueza. Por eso, nosotros, ante este caos, proponemos un nuevo Pacto Social. Una nueva Constitución. Estamos hartos de todo. Bajo nuestro liderazgo, proponemos orden, seguridad y trabajo para el pueblo.”
Un país cansado de tantas peleas donde toda la clase política se desprestigia (desde la extrema derecha hasta la izquierda radical), quizás pueda considerar interesante ese tipo de narrativa. El caos que vivimos al ver cómo ningún líder político busca el bien común y solo responde a intereses particulares está siendo el peor caldo de cultivo para que una persona como Cerrón (o algún imitador con la misma lectura política) haga suyo este mensaje y nos olvidemos de la precaria democracia que hemos logrado sostener. Y así, finalmente, lleguemos al autoritarismo que muchos desean.
Advertidos estamos. O la clase política se pone a la altura y soluciona de manera concreta – y en consenso – esta crisis política, o lo que viene será mucho peor.
Los Hugos Chávez no aparecen de la noche a la mañana, se siembran durante años, se cocinan a fuego lento. Y aquí parece que la tierra está preparándose, y tenemos harto fertilizante guanero para cosechar ese fruto. Pregunta para la oposición, ¿serán sus tontos útiles?
Imagen: Composición propia PUNTO MEDIO. Vladimir Cerrón tomada de https://www.resumenlatinoamericano.org/2021/08/29/peru-defender-a-vladimir-cerron-contra-el-fascismo-para-que-el-gobierno-no-se-venga-abajo/