Por Ricardo Gálvez del Bosque
Desde este espacio hemos promovido una y mil veces la necesidad de debatir una Reforma Política integral. Dentro de los aspectos que nos parecen que hay que mejorar, se encuentra el bicameralismo. Un Congreso bicameral asimétrico (con dos cámaras con funciones diferenciadas) podría corregir los vicios que suelen surgir en el Parlamento, que termina con un Tribunal Constitucional (elegido por ellos mismos) revisando o declarando inconstitucionales las normas que promueven sin los filtros y análisis necesarios.
En ese sentido, la propuesta de la Comisión de Constitución no resultaría ser mala del todo. Sin embargo, al revisar las letras pequeñas de lo que están proponiendo uno encuentra ciertas cosas que generan alarma.
Para nadie es secreto que cierto sector de la oposición está salivando por controlar a los organismos electorales autónomos. En ese camino, se han gastado aproximadamente doscientos mil soles en una Comisión Investigadora del supuesto fraude electoral del 2021. El resultado de dicho informe fue el gasto de papelería, la triste demostración de la inexistencia de pruebas, y las recomendaciones de denunciar e inhabilitar a las cabezas de los organismos electorales sin ningún sustento objetivo y fuera del margen de la ley.
Siguiendo esa línea, en la propuesta del retorno de la bicameralidad, la Comisión de Constitución pretende meter de contrabando que una de las cámaras pueda acusar constitucionalmente e inhabilitar a los jefes y miembros de la ONPE, RENIEC y el JNE. Actualmente, el Congreso no tiene ese poder. Además, pretende arrogarse la elección del Contralor de la República.
¿Podemos dejar en manos de los políticos elegidos por la ciudadanía y proclamados por el JNE el destino de los miembros de los organismos electorales? ¿Es lógico solicitar que dejen de ser independientes y puedan ser vengados por políticos que discrepan del resultado electoral? ¿Debemos permitir que las fuerzas políticas puedan presionar y copar dichas instituciones?
En países como Bolivia y Venezuela, las fuerzas políticas que tienen el poder han logrado someter a las instituciones electorales. De esa manera, la balanza siempre ha estado inclinada a favor del oficialismo y los partidos con mayoría parlamentaria. ¿Es ese el camino que se quiere recorrer?
Para el fanatismo de la derecha radical, la sangre en el ojo que les dejó el resultado del 2021 puede más que la razón. Creen que de esa manera podrán manejar las siguientes elecciones. ¿Se habrán puesto a pensar qué pasaría si no llegan a ser mayoría y más bien un outsider radical opuesto a ellos logra llegar al poder? ¿Le van a dar a sus aliados políticos las herramientas para que manejen los organismos electorales a su antojo? Por supuesto que ni lo piensan.
Es un despropósito llevar de contrabando propuestas lesivas para la democracia, dentro de una reforma que sí consideramos necesaria. El bicameralismo y aumento de parlamentarios no son propuestas populares, ¿creen que ayudará a que la gente las apruebe metiendo dentro de dichas reformas bombitas y trampas? ¿No se dan cuenta que, una vez más, truncarían reformas que sí deben ser debatidas por intentar sacarle la vuelta a la población con las letras pequeñas? ¿O creen que la gente es tonta? El bicameralismo ya sufrió de los trampas que metió Rosa Bartra la última vez, ¿Juárez pretende hacer lo mismo con otro resultado?
Para que prospere dicha reforma se necesitarán dos votaciones con 87 congresistas a favor. Si no los tienen y solo llegan a 66 votos, la propuesta tendría que ser ratificada por la población vía referéndum. Así como está, ¿cómo pretenden que la aprobemos? ¿Por qué no corrigen esos trucos y le ofrecen a la población una reforma limpia que vaya acompañada con otra que satisfaga a la mayoría, como el Adelanto de Elecciones Generales? ¿O no saben leer la coyuntura política y viven en una burbuja?
Imagen: Composición propia de Punto Medio. Patricia Juárez: Andina. Rosa Bartra: tomada de https://exitosanoticias.pe/v1/rosa-bartra-en-el-congreso-nadie-tiene-corona/