Por Ricardo Gálvez del Bosque
La salida de la Presidenta del partido Nuevo Perú de su propio movimiento político para quedarse trabajando en PCM junto a Aníbal Torres no sorprende. Anahí Durand, durante todo el Gobierno de Pedro Castillo, ha demostrado una y otra vez lo poco consecuente que es y la hipocresía de sus posturas políticas.
Autoconsiderada como abanderada de la lucha feminista, no tuvo ningún reparo en trabajar de la mano en Gabinetes con misóginos, golpeadores de mujeres y machistas. Es que, un fajín de ministro resultó ser más importante que las ideas por las que decía luchar. ¿La justificación? Hubo muchas: desde el famoso yo no he visto nada de eso, llamados a que la crítica se centre en la política, hasta la promesa fraudulenta de que iba a implementar un cursito para sus compañeros de Gabinete. Es que, para ella nunca existieron los no negociables tal y como lo dijo en una entrevista de setiembre pasado.
Sin embargo, su última postura acrobática llegó a los límites de la sinvergüencería. La semana pasada, el grupo político de Durand promovía una marcha contra su propio aliado Pedro Castillo, para exigirle que no traicione los ideales de izquierda en su Gobierno. De locos, ¿no? Bueno, pues, Vladimir Cerrón no tardó en manifestar su molestia ante tanta hipocresía y les enrostró públicamente que su Presidenta sería una asalariada de Aníbal Torres en PCM. ¿Cómo? ¿La consultora del primer ministro estaba promoviendo una marchita contra su propio régimen para guardar las apariencias y fingir públicamente desligarse de su socio mientras le cobraba un jugoso sueldo?
Desnudada la hipocresía de Durand, el partido la puso en la – ¿difícil? – disyuntiva de tener que elegir: su puesto en PCM o seguir liderando Nuevo Perú. El primero es un puesto altamente remunerado, de privilegio (para usar términos que les encanta). El segundo es un cargo político que no otorga ninguna contraprestación monetaria. Como era lógico, la ex presidente del partido de izquierda, Nuevo Perú, eligió el sueldo de S/.17,400 soles mensuales. Capitalismo puro y duro.
En el comunicado que sacó en sus redes explicando su decisión, como era de esperarse, usó la excusa del cuco de la oposición golpista, los medios de comunicación conspiradores, las empresas dolidas y todo ese rollo que suele usar casi siempre. También dio a entender que a ella le despreocupa “mancharse” porque en los procesos históricos no habría espacio para salir inmaculados. Es decir, caminar entre el fango y solo evitar salpicar mucho.
Pero lo más lamentable fue leer lo que les dice directamente a sus – ahora – ex compañeros. Les increpa pretender ser “oposición democrática” ya que se estarían convirtiendo en furgón de cola de la centro derecha. Además, indica que esa opción política ya la estarían tomando los del partido Morado (a los que les tiene cólera, sabe Dios por qué) y “otros sectores privilegiados”. Es decir, la señora que gana mensualmente S/.17,500 soles levanta su dedito y acusa de privilegiados a todos aquellos que se oponen a Castillo o se atreven a criticarlo. Luego, con los mismos bríos, menciona con desprecio a aquellos que ella considera “tienen la vida resuelta” (¡vamos! Con ese puestito, muchos peruanos tendrían algunos meses bastante más resueltos, ¿no?). Finalmente, para darle la estocada final a sus ex compañeros, les dice que los deja ya que el partido “hoy ya no es útil a las clases populares peruanas”. ¡Les dijo inútiles en sus propósitos! ¡Se botó como agua sucia, muchachitos tontos!
Bueno, pues, no creemos necesitar muchas más evidencias. Misoginia, machismo, recorte de libertades arbitrarias por temor a protestas (que antes ¡promovía!), despidos a Procuradores que se atreven a acusar a corruptos, graves indicios de corrupción, alabanzas a genocidas…¡nada de eso le importa! Pareciera que la billetera terminó de sepultar la carrera de Durand.
Es que, algunos izquierdistas no aguantan que les toquen el sueldo. Provecho, y saludos a su jefe, el admirador de Hitler.
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