Por Ricardo Gálvez
Una vez más, el fujimorismo hace de las suyas y nos demuestra lo poco que les interesa el país, y cómo se manejan por intereses oscuros con su actitud frente al mercachifle Ministro de Salud. En un movimiento de acrobacia asombroso, de un momento a otro, cambiaron de posición artísticamente y ahora no están seguros de querer censurar a uno de los ministros más impresentables del Gabinete Torres.
Luego de la interpelación absolutamente innecesaria – ya que se debió proceder con su rápida remoción del cargo a través de una censura – los fujimoristas, halagados por las palabras del ministro felicitando al congresista naranja Aguinaga, bajaron las revoluciones y decidieron retirar la moción de censura que supuestamente promovían y ahora se niegan a firmar la nueva que está circulando el congresista Bazán de Avanza País. Algunos, como el fujimorista Bustamante, han tenido el atrevimiento de devolverle los elogios al doctor agüita en sus intervenciones en el Pleno. ¿Qué pasó? ¿Le dieron un besito y el sapo se convirtió mágicamente en un príncipe?
El fujimorismo habla de odios cuando la gente se opone a su movimiento y a todo lo que éste representa, cuando con cinismo en cada actitud política que toman los naranjas refuerzan la idea de que los mueven intereses ocultos. Así, no dudaron en torpedear la vacunación – en una de las peores etapas de la pandemia – mintiendo con descaro al afirmar que las vacunas que se estaban aplicando eran agua destilada. Todo valía con tal de fregar la política de salud que aplicaba alguien al que consideraban su adversario político. Hoy, no se sienten incómodos en mantener a “agüita arracimada” a cargo del MINSA, no se ruborizan al ver cómo ha desarticulado la campaña de vacunación, no les interesa dejar en manos de un charlatán un ministerio clave en épocas de pandemia.
La bancada naranja, que dice ser de oposición, en realidad se mueve por intereses y no da pasos en vano. Si el negocio está en las universidades chicha, votan felices junto al cerronismo para destruir la reforma universitaria. Si hay harta plata en Transportes y por ahí les puede caer una obrita, o si buscan el respaldo de los transportistas informales, no tienen problema en abrazarse con Castillo y blindar a un ministro como el señor Silva y su reemplazo Bustamante. ¿Oposición? No, señores. Solo cuando conviene, creyendo que “nadie se va a dar cuenta porque siempre damos alaridos contra el Gobierno”. Imagínense, el grupo político que censuró y maltrató -vean las imágenes del circo que armaron – a un ministro de Educación prestigioso como Saavedra, hoy le hace ojitos a un personaje como Condori. Plop.
Quizás es lógico: Alberto Fujimori está por salir de la cárcel, y probablemente el CIDH revierta la sentencia del TC que invalida la anulación de su indulto. De ser así, probablemente necesitarían a alguien “amigable” en el MINSA para que pueda proceder una nueva gracia que facilite la salida de su líder histórico. O, ¿qué otro interés oculto los mueve? Habrá que hacerles presión para ver si el escándalo los hace reaccionar, cambiar de opinión nuevamente y entregar la típica justificación absurda a la que nos tienen acostumbrados.
Hace algunos años, una ex congresista de ese grupo se puso a dar un show patético hablando de Condorito en el Congreso. Cae a pelo recordarlo y modificar un poco ese discurso – digno de manicomio – para adaptarlo a las nuevas épocas que siguen siendo de locura. Y es que hoy no hablamos del gracioso pajarraco chileno, hoy estamos concentrados en la fauna nacional.
“Y Condori, señores, es cerronista. Es cerronista. Entonces, ¿dónde está la oposición? Hago un llamado a sus votantes. Nunca más confíen. Nunca más confíen, en aquellos que dicen luchar contra la corrupción”. (lo subrayado es lo único cambiado del discurso de Vilcatoma)
Foto: Facebook oficial Condorito. Foto de Condori: Entrevista de Carlos Chunga en Plaza Libre. Composición PUNTO MEDIO.