Por Ricardo Gálvez
Existen todo tipo de teorías que pretenden entender si es que Cerrón está teniendo éxito o no en la aplicación de su estrategia política, o sobre cuál es ésta exactamente. Algunos creen que es el titiritero de un Presidente que no sabe responder ni una pregunta básica a la prensa extranjera, otros lo pretenden tildar como un ex aliado resentido con un Castillo que solo le brinda una cuota de poder mínima y delimitada. Quien suscribe este espacio cree, más bien, que Vladimir Cerrón estaría jugando un ajedrez interesante que podría llegar a ser exitoso (aunque falta mucho camino por recorrer). Quizás el destino no le permita llegar a su objetivo final, pero hay que reconocer que los primeros tres pasos que detallamos a continuación van siendo bastante certeros.
¿En qué consistiría este plan?
- Lograr ser parte de un cuoteo de poder que le chorree con puestos claves para sus allegados, condicionando su apoyo para lograr que Pedro Castillo llegue al cuarto año de Gobierno.
- Con los resultados de dichas cuotas, Cerrón cosecharía alianzas regionales, empresariales (aquellos que se benefician gracias a sus allegados), y económicas (gracias a las comisiones que recibirían).
- Apoyar al Gobierno, pero al mismo tiempo seguir soltando sus críticas eventuales. No perder la oportunidad de declarar diciendo que este gobierno no sigue su ideario, o que hacen falta las reformas de izquierda radical que él plantea, o haciendo reclamos por una Asamblea Constituyente que sabe que no se concretará en este quinquenio. Su lógica es de apoyar y distanciarse esporádica y mediáticamente hasta el cuarto año de Gobierno. Por eso no le hace ascos a que el Ejecutivo se apoye en bancadas satélites opuestas ideológicamente a él porque “el fin justifica los medios”. Ahí encaja su cachaciento tuit que dice “dejad que los niños vengan a mí”.
- Por el 2025 pretendería ir distanciándose con más contundencia y publicitando su campaña para el 2026. Sembrar el caos podría ayudar a su campaña. En ese momento podría filtrar pruebas de corrupción del Gobierno y hasta apoyar la vacancia si es que eso le trae agua a su molino. Agudizando contradicciones, pretendería sembrar la idea de que un momento constituyente es indispensable.
- En el 2026, su intención sería la de ir por el poder habiendo sembrado el caos, rechazando a Pedro Castillo y al gobierno de transición, y promocionando la Asamblea Constituyente. Para esto podrá utilizar a su favor los recursos económicos cosechados durante 4 años de cuoteo. Para él, habrá llegado la hora del verdadero gobierno del pueblo, no el mal remedo que hizo Castillo.
Si siguen actuando como hasta ahora, la derecha y la oposición habrán jugado a favor de Cerrón facilitando los pasos 4 y 5, gracias a su torpeza y ceguera. Si en estos años siguen peleando con el fantasma del comunismo que no existe con Pedro Castillo en el poder, estarán colaborando con el desmantelamiento de nuestra democracia y el desgaste de la Constitución que ni ellos respetan cuando creen conveniente. Seguirán sin ver que, gracias a ellos mismos, su profecía más oscura podría estar por caerles encima.
El problema de Cerrón es que sus planes pueden verse truncados con el surgimiento de un nuevo escándalo – especialidad del Gobierno de Castillo – que acelere la caída del régimen precario. La noticia de que Bruno Pacheco empezará a cantar, más que una disposición a colaborar con la justicia, parece una amenaza y una puerta abierta para negociar (“si alguien es culpable e inocente lo diré”). Habrá que ver qué dice, qué pruebas tiene, a quiénes involucra, y si éste hecho es bien aprovechado por nuestra torpe oposición. Si todo se desinfla, Cerrón seguirá avanzando hacia los últimos dos pasos de su estrategia.
Foto: Paco Sanseviero Koffler/ El Comercio