El día de ayer, anunciábamos que el rumor de la pronta liberación de Antauro Humala estaba sonando fuerte. La presión que estaba recibiendo la jefa del INPE, Susana Silva, de parte del Ministro Aníbal Torres para que se aplicara una redención de pena al reo resultaba bastante escandalosa. Sin embargo, fiel a su estilo “irreverente” (por usar un adjetivo bastante benévolo), el Ministro declaró sarcásticamente ante la prensa que pretendía hacer que Antauro salte un muro y mandar a almorzar a todos los policías para que no lo puedan atrapar. Una muestra más del nivel de los más altos funcionarios de este Gobierno.
Mientras tanto, el escándalo del nombramiento del PCM Héctor Valer (“el loco Valer” según fuentes apristas), seguía escalando. Después de haber re-victimizado a su hija públicamente en una conferencia de prensa vergonzosa, algunos de los ministros que integraban su propio Gabinete le pedían vía Twitter que renunciara. De locos: sus ministros, que habían aceptado – y seguían aceptando con su permanencia – juramentar en ese Gabinete, le escribían a su PCM (cuyo teléfono personal esperaríamos que tengan en sus agendas) en una red social pública que por favor dé un paso al costado. ¿Son o se hacen?
Mientras tanto, las noticias volaban como “perdigones” disparados por monos enjaulados, y entre ellas estaba la carta del PCM exigiendo que el Congreso lo reciba para el voto de investidura hoy sábado, la noticia de que “el loco Valer” había tratado de entrar violentamente al despacho de la Presidenta del Congreso, Aníbal Torres haciéndose al graciosito con la prensa sobre el tema Humala, los ministros dándole la espalda al “loco” pero permaneciendo felices con sus fajines, Castillo anunciando “en horas” un mensaje a la Nación que nunca llegaba, voladas sobre la renuncia de Valer, voladas sobre que el nuevo PCM sería el hermano de Cerrón, en fin. Por el lado de la oposición, lamentables frases de congresistas pretendiendo luchar contra el “fantasma” de un comunismo que no se manifiesta ni con Ouija, y una hilarante Nidia Vílchez – ex ministra aprista – cumpliendo el papel de cómica ambulante y declarando echada en el piso de la acera del frente de Palacio de Gobierno. ¡Qué día!
Finalmente, tras el Mensaje a la Nación de Pedro Castillo (que bien pudo ser resumido en un tuit) quedó clarísimo que al Presidente del “pueblo” le interesa un comino la violencia contra la mujer. Siguiendo la narrativa del “loco Valer”, su discurso más bien apuntaba hacia la “bala de plata” que piensa usar para disolver el Congreso: con frases difusas indicó que recomponía su Gabinete porque el Congreso no quiso recibir de un momento a otro al “loco” para su voto de investidura. Es decir, se va el PCM, no por sus denuncias gravísimas, se va por culpa del Congreso según Castillo. Ojo con esto.
¿Autocrítica? Cero, esperen echados en la calle, como Nidia Vílchez. Nunca va a llegar, el burro con el tiempo no mejora a caballo. Para Castillo, la culpa de sus nefastas designaciones la tienen todos (pero así: TODOS) menos él. Él es una pobre víctima inocente, un angelito del pueblo que hace todo con la inocencia de Blanca Nieves comiendo manzanas regaladas. Mientras tanto, llueven las propuestas de mecanismos para lograr destituir a un Presidente incapaz de gobernar con criterio racional.
Hoy, nos despertamos con la noticia de que Aníbal Torres y Pedro Castillo habrían logrado su cometido: despidieron a la jefa del INPE. Sería pues, cuestión de días u horas, que Antauro Humala vea las calles. Repartan el cotillón de una vez, la hora loca sigue vigente.
Foto: Diego Vertiz / Caretas
