Han sido días terribles para el ecosistema marino del litoral limeño; imágenes y videos duros…frustrantes. El sábado 15 de enero, se produjo un derrame de alrededor 6 000 barriles de petróleo en la costa limeña, cuando un buque petrolero se encontraba inyectando el crudo por los conductos especializados que lo llevan a la refinería de La Pampilla, cuya concesión le pertenece a la empresa española, REPSOL. Pero, ¿cuál fue el incidente que causó todo este desastre a nuestro ecosistema? Un volcán que erupcionó en el lejano archipiélago del Reino de Tonga, en Oceanía. El fenómeno desencadenó olas anómalas en el Pacífico que fueron viajando a lo largo del inmenso océano. Dicha erupción ocurrió alrededor de las 2am de Perú del mismo sábado 15 de enero; no obstante, por la lejanía del país insular, las olas no llegarían a nuestro territorio sino hasta la tarde de ese mismo día.
En aquella tarde, se encendieron las alarmas en varios países que conforman el Circulo de Fuego del Pacífico, dado que el oleaje anómalo ya se dejaba notar en las costas de sus territorios. Lógicamente, en Tonga ocurrió un tsunami con olas que cubrieron gran parte de las zonas costeras. Tras ello, Nueva Zelanda, Australia, Japón, Rusia, Estados Unidos, Chile, Ecuador, entre otros, emitían alertas de posible tsunami en sus costas a fin de alertar a la población y autoridades para tomar las medidas preventivas adecuadas. ¿En el Perú? Nada. Fueron cientos de usuarios de redes que alertaban a la Marina de Guerra del Perú a través de sus cuentas sobre lo que ya se veía en las Islas Galápagos y las costas chilenas. Se limitaron a dar un escueto comunicado diciendo que no había riesgo de tsunami en las costas peruanas. ¿Error o confianza?
Las olas anómalas, que no llegaron a ser tsunami tal cual, azotaron las playas de Paracas, la Costa Verde limeña e incluso las cosas de playas en Lambayeque, como en Naylamp, donde fallecieron 2 señoras que no pudieron escapar a tiempo. La reacción de las autoridades pertinentes fue deficiente, por decir lo menos. La entidad específica encargada de alertar tsunamis y otros fenómenos marinos, la Dirección de Hidrografía y Navegación, brilló por su ausencia informativa en momentos precisos para poder evacuar a tiempo a bañistas, veraneantes, pescadores, naves diversas y hasta buques de gran eslora, como cargueros, pesqueros y petroleros.
Volviendo al incidente puntual con el buque Mare Doricum, la empresa REPSOL aduce que, por la ausencia de comunicación oportuna tanto de la Marina de Guerra del Perú como de la DHN, no pudieron frenar la operación petrolera a tiempo, provocando el derrame nocivo. Sin duda, pueden tener razón en parte; sin embargo, estos buques de nivel internacional, que se dedican a una actividad tan técnica y millonaria, por qué no decirlo, ¿no tienen radares o medidores de ondas anómalas en el mar donde se encuentra? Me cuesta creerlo, pese a no tener evidencia contundente de ello. En lo que a mi vida laboral corresponde, trabajo indirectamente no navieras de carga internacional y todos estos enormes buques tienen una tecnología de punta en temas de sensores y radares, por lo que se me hace inverosímil asumir que los buques petroleros no cuenten con lo mismo…
¿Las consecuencias? Terribles y, por el momento, irreversibles si no se cuentan con los equipos idóneo de limpieza y absorción del petróleo, separándolo del agua de mar. Fauna marina muerta; pingüinos, focas, tortugas y demás llegando a la playa casi agonizando tras tragar e inhalar el petróleo tóxico. El fondo marino debe ser otra desgracia, habiendo tocado parte del petróleo los fondos marinos. Incluso, un biólogo marino comunicó que las 10 especies de nutrias marinas que nuestra costa limeña albergaba habían muerto a raíz de la contaminación. Una especie de nutria en severo peligro de extinción. Esto es gravísimo. En cuanto a la sociedad, el gremio de la pesca artesanal medularmente perjudicada al ver que los peces que vivían en las zonas donde pescaban o se han retirado o han muerto por el daño marino. ¿Quién los subvencionará o resarcirá las severas pérdidas económicas que vienen sufriendo? Silencio total. No puedo dejar de mencionar al escaso personal que la empresa REPSOL envió a las playas de Ventanilla para pretender “limpiar” el petróleo derramado en el mar y costa, cuando se podía deducir a leguas que la contaminación era casi masiva. Felizmente, la sociedad civil se ha logrado unir para apoyar en una suerte de limpieza artesanal de algunas playas y zonas costeras, mientras se espera el apoyo experimentado de organizaciones internacionales.
A todo esto, ¿cuál ha sido la posición del gobierno del presidente Castillo? Dejando de lado las visitas, fotos y comunicados fríos en redes sociales, bastante precaria e ineficaz. Ha quedado constatado que no existe muñeca para desarrollar un plan integral de acción. Desde la PCM seguirán analizando la situación legal con la empresa y desde el MINAM, una lentitud desesperante para formar un equipo de trabajo que tome acciones concretas. SE ha conocido a través de Cancillería y otros diplomáticos de carrera que la ONU enviará equipos especializados en este tipo de incidentes para un análisis y apoyo más técnico y así evitar que más especies de flora y fauna marina sigan pereciendo.
El gobierno de Pedro Castillo debe dejar de perder el tiempo esperando que REPSOL asuma la limpieza cuando ya ha dado pinceladas suficientes de mantenerse en la posición de que la culpa es de las autoridades marítimas peruanas. El Ejecutivo debe contactar de inmediato con empresas privadas internacionales especializadas en este tipo de desastres y no escatimar en la inversión que se requiera para que nuestro ecosistema marino no siga dañándose. Cada segundo cuenta. El Estado debería luego demandar a la empresa REPSOL por daños y perjuicios, solicitando una indemnización millonaria de centenares de UITs, que sirvan como reembolso de la inversión que deben hacer en el más breve plazo. ¿Ya han empezado con ello? No hay comunicación clara a la sociedad desde PCM o la Presidencia. Exigimos no escatimar en gastos porque nuestro mar no se mancha y nuestros recursos no se dañan de esta manera. Es un crimen a nuestra naturaleza y debemos exigir investigaciones y una relación de culpabilidad de cada uno de los stakeholders. Seguimos atentxs.
Foto: Jorge Cerdan / GEC. Tomada de https://trome.pe/actualidad/cancilleria-el-derrame-de-petroleo-de-repsol-en-ventanilla-es-el-peor-desastre-ecologico-ocurrido-en-lima-nndc-noticia/