Tras años de haber leído “Mitad monjes, mitad soldados” de Pedro Salinas y Paola Ugaz, decidí sumergirme en la lectura del libro de Martín López de Romaña en el cual relata su testimonio de vida sobre su experiencia en el Sodalicio. “La jaula invisible” es un libro desgarrador contado en primera persona sobre las vivencias de un ex sodálite, que se reconoce engañado tras su paso por dicho grupo católico.
El autor desnuda su alma en esta obra a través de un relato ágil para la lectura, mostrándonos la maquinaria por dentro, explicándonos cómo funcionaba y cómo sus miembros iban renunciando a su pensamiento individual para llegar a adoptar la lógica que imponía Luis Fernando Figari – líder y fundador del movimiento – en todos sus integrantes.
Tras leer sobre tantos testimonios recogidos por Pedro Salinas y Paola Ugaz en su exhaustiva y dolorosa investigación años atrás, uno no deja de sorprenderse con el revelador relato de López de Romaña. Su forma de escribir hace que puedas sumergirte con él en ese peligroso viaje – que podría haberse quedado sin retorno – que decidió hacer cuando era bastante joven. Muchos adolescentes de su época, creyendo responder a una vocación especial, buscaron en el Sodalicio a ese Dios y ese mensaje que creían estaban llamados a atender con ardorosa fe. Terminar descubriendo que el grupo que canalizaba dicha señal divina usaba su influencia para manipulaciones poco santas, resulta bastante doloroso. En muchos casos, el daño ocasionado ha resultado ser irreparable.
Leyendo los testimonios, y viendo la forma en la que actuaban los líderes de dicho movimiento, cabe preguntarse cómo puede ser posible que hayan logrado tergiversar el mensaje de Jesús de esa manera. ¿En qué momento la negación de la naturaleza humana y sus pulsiones naturales, o la miseria psicológica fueron parte de las enseñanzas de Cristo? ¿Cómo es posible que quienes dicen promover la santidad de las personas estén detrás de la protección de miserables autócratas que, en muchos casos, cometieron abusos sexuales inenarrables? ¿Acaso el mensaje de Jesús promovía el abandono del pensamiento crítico?
Se sabe que la Iglesia es una institución humana con burocracias y sistemas milenarios. Siendo éste el caso, es comprensible reconocer que algunos cambios que requieren hacerse puedan demorar, pero, ¿estamos dispuestos a alcahuetear porquerías humanas desperdigadas en jóvenes desafortunados hasta esperar que la Santa Iglesia decida tomar acciones sobre los abusos? ¿O es que, el revolucionario Jesús nos está poniendo a prueba para saber si somos capaces de rebelarnos ante un sistema que ha destruido la dignidad de seres humanos en formación?
Desde una perspectiva marianista y liberal, da lástima reconocer que inescrupulosos sin principios se han aprovechado de la fe de muchas personas para abusar de seres humanos inocentes. Hinca el hígado escuchar testimonios que nos relatan explícitamente cómo estos representantes de lo peor de la humanidad han usado el nombre de Dios para destruir el alma de niños y jóvenes. No vemos las horas en que estos miserables respondan ante la justicia terrenal por todos los delitos cometidos, sin excusas que valgan.
No basta con que el Sodalicio haya retirado a Figari de su organigrama, y resulta bastante nauseabundo saber que una persona sobre la que recaen denuncias de alto calibre se encuentre refugiada en un retiro en Roma subvencionado por el mismo movimiento, y sin responder a la justicia. En vez de reparar el daño ocasionado a las víctimas, según diversos reportes, lo que estaría haciendo el Sodalicio serían un bochornoso borrón y cuenta nueva. Esto no implicaría un cambio en su forma de actuar, ya que estarían manteniendo las prácticas de amedrentamiento que han sido – y seguirían siendo– parte de su esencia.
Desde el Congreso, alguna vez se trató de investigar a través de una comisión liderada por Alberto De Belaúnde los abusos perpetrados por movimientos como este. Lamentablemente, no se ha podido lograr mucho ni desde ese foro ni desde el sistema de justicia. Es que, como muchos sabemos, los poderosos suelen ser especialistas en escapar de cualquier acusación.
Estos testimonios no pueden seguir pasándose por agua tibia como si nada hubiera sucedido. No deberían ser llevados al olvido, como aquel relato que Jaime Bayly hizo en una columna reciente sobre un ex arzobispo peruano (a quien llamó “Cardenal Cienfuegos”) a quien acusó de abusar sexualmente de dos hermanos. No puede ser que vivamos en una sociedad que acepte este tipo de testimonios, silbe para arriba, y los considere anécdotas irrelevantes.
Al César lo que es del César. Y si a estos señores les toca algún castigo divino, pues francamente, eso no es de nuestra incumbencia. Pero el castigo terrenal impuesto por la Justicia, sí debería de cumplirse con la mayor severidad posible. Exijamos que la justicia actúe con celeridad contra estos personajes y los movimientos que los apañan.
Foto: Fuente ABC. Tomado de https://www.abc.es/sociedad/abci-vaticano-interviene-movimiento-peruano-sodalicio-vida-201801102030_noticia.html