Tildar de rojos, terrucos, comunistas a cualquier opositor al fujimorismo era una práctica común y nefasta propiciada por ese grupo. Uno no podía denunciar a la mafia corrupta sin ser tildado de alguno de estos adjetivos, siendo el más benévolo el de “caviar”. El debate político se convirtió en cuestiones de blanco y negro, eliminándose la existencia de cualquier matiz.
En una triste y lamentable ironía, ese sector que sufrió de los insultos del otro extremo ha caído en el mismo juego violento. Esto se ha acrecentado tras la presidencia de Castillo, que aparentemente ha envalentonado el sentimiento de revancha de algunos políticos de bajo nivel.
La violencia la estamos encontrando en todos lados, se asume con una foto publicada en redes, se publicita y viraliza, y se arroga a toda una clase social (pueden ser los limeños, “la clase alta”, los blanquitos, los pitucos) el comportamiento y pensamiento que se decidió adjudicarles antojadizamente. Entonces, si tienes tez un poco más clara, o si tienes un sueldo en el sector formal, eres ya de por sí un ser despreciable. A partir de estos datos, prácticamente se te puede considerar ser un corrupto y ladrón, un privilegiado egoísta, un fujimorista “facho” que planea con su círculo – todos rubios y con camisas blancas en la imaginación de esta gente – cómo estafar a la gente del pueblo para volverse más ricos.
Dejaste de ser una persona decente, para convertirte en el culpable de todos los males de una sociedad desigual. Eres el origen del problema por tener algún tipo de privilegio, no eres tan “pueblo” como el resto del pueblo. Eres injusto, y vives atropellando a las personas.
Entonces, si te parece una lamentable ridiculez que se afirme que el problema de la Clínica Javier Prado – que habría violado la ley – es por culpa de la Constitución, para un Julio Arbizu de frente eres considerado un pituco que vive en su mansión. Reconocer que la clínica estaría actuando contra la ley y debería ser sancionada con dureza ejemplar, es de “privilegiados”. O gritas irracionalmente que esto es por culpa de la “Constitución” o eres un ignorante.
Los ánimos están caldeados, y las taras ideológicas han activado resentimientos que parecen estar cegando a mucha gente. Poco a poco se va perdiendo lo humano, cuando – por poner un ejemplo – se ve que la muerte de Susana Higuchi genera que los troles se burlen de las “mentiras” de su hija, posteando una foto de ella bailando con la supuesta segunda esposa de Alberto Fujimori. ¿Ese es el nivel al que ha llegado el debate? ¿Somos Lauras Bozzos en potencia cuando entramos a las redes sociales? Todo sea por un like, por tener más seguidores, por arrancar una risa, por ser perejil de todo caldo y andar metido en donde nadie te invitó.
Es hora de que los líderes políticos saquen la violencia de sus discursos. El fuego que están avivando va a terminar consumiendo todo a su encuentro, y llegará un momento en el que no lo van a poder controlar.
Foto: Fuente Canal N