Desde el jueves de la semana pasada, el programa dominical que destapó los videos de las visitas nocturnas a Breña de Pedro Castillo, estuvo promocionando más destapes “bombas”. Ofrecieron exponer unos audios explosivos que perjudicarían gravemente a Pedro Castillo, mientras nos encontramos a puertas de que se debata en el Congreso su moción de vacancia.
Dichos anuncios promocionales, lógicamente, hicieron que el escenario político se moviera más que la maraca de una bruja. Y es que se tuvo la osadía de anunciar de que se mostrarían evidencias de entrega de dinero.
Llegó el domingo en la noche, y el programa empezó a ofrecer lo típico: refritos (por ejemplo, repetir información anterior o lo que otros medios ya habían sacado a la luz durante la semana), música tenebrosa, documentos resaltados de amarillo magnificando montos de dinero (mientras el público se enreda cada vez más), fotos RENIEC de los implicados (en fondo negro), timbres que se tocan sin respuesta, y un locutor narrando con voz de sospecha. ¿Contenido? Chismes, y la constatación de que el entorno de Castillo – cero sorpresa, aquí – es de un nivel lumpenesco.
¿La entrega de dinero? Alguien entregándole un par de billetes al chofer del carro. ¿Audio bomba? La llamada telefónica del dueño de la casa de Breña, pidiéndole al productor periodístico del dominical que no saquen el reportaje de la semana anterior. ¿En serio ese era el audio bomba?
Los destapes de las visitas clandestinas de la semana anterior sí son absolutamente escandalosos por la forma en la que se reúne, pero sobre todo por los tipos de visitantes que tuvo el Presidente en Breña (ver aquí). Con esto han logrado desviar la atención de los reflectores de un escándalo que merece ser investigado y aclarado: Castillo reuniéndose – a escondidas – con proveedores del Estado que estarían ganando licitaciones amañadas, en casa de un familiar de otra proveedora que habría ganado una buena pro en este Gobierno.
Ha quedado claro de que la publicación del “nuevo” audio “bomba” ha sido fruto de una dosificación deliberada del programa dominical, ya que dicha llamada se dio antes del destape de la semana anterior. ¿Por qué hacen eso? Quizás sea por lo que dice la frase de que “el ladrón cree que todos son de su misma condición”, y de repente la gente que dirige este tipo de programas cree que todos sus televidentes comparten con ellos similar capacidad intelectual.
Pedro Castillo usa la victimización para justificar todo lo malo que sucede en su Gobierno, y algunos sectores de la prensa y grupos políticos parecen querer darle la razón y ayudar a su causa. Al final, grupos del periodismo “crítico” y sectores de derecha terminan apoyando indirectamente a Castillo. Es así como algunos dominicales lograrían reforzar la imagen de víctima del Presidente, mientras Rafael López Aliaga anuncia con absoluto desparpajo sus planes autoritarios y golpistas.
Una lástima: dos extremos parecen liderar la agenda pública. Eso solo garantiza que nos irá peor de lo que imaginamos.
¿Qué lograron con esto? Que Cerrón regrese al entorno presidencial como salvador de Castillo, y que Acuña decida cambiar su opinión – otra vez – sobre la vacancia. ¿Era ese su objetivo? No. Todo lo contrario. No son más torpes porque no entrenan.
No aprendieron tras el 2011, no la captaron en la campaña del 2021, y siguen sin entenderla ahora. Este tipo de élites no necesita ejemplos, porque los han vivido y aún así no tienen remedio. El dinero y el poder no producen neuronas. Y es que lo que no nace, no crece.
Foto: Diseño propio – Punto Medio.