Usando la victimización, Pedro Castillo lanza discursos en los que quiere hacerle creer a la gente que se le rechaza por ser de Chota, o por sus rasgos étnicos, o porque es campesino, o porque viene desde abajo, y otras excusas más. Sin desconocer que, seguramente, en una sociedad enferma hay minorías que puedan pensar así, el gran problema de Castillo no viene por ahí. Muchos lo rechazamos por su forma caótica de gobernar, por mentir descaradamente, por aprovecharse de la inocencia de la gente con falsedades, por su irresponsabilidad, por rodearse de corruptos, por fomentar la inestabilidad, por su doble discurso.
Aquellos que repudiamos la mentira descarada, estamos hartos de su discurso de lucha contra la corrupción. Veamos el contraste entre lo que dice y hace.
- “Si hay que deslindar con la corrupción, pues hay que hacerlo. A mí me daría vergüenza que parte de mi entorno reciba migajas porque estamos aquí por el Perú y por la patria”
- “No podemos estar sometiéndonos a actos delincuenciales y de corrupción, rechazo rotundamente, seré el primero en salir a decirlo, empezando por mi propio entorno”
Estas dos declaraciones las dio en julio. En 3 meses tienen el mismo valor que tiene la palabra “democracia” para Keiko Fujimori. Es decir, cero.
A Bruno Pacheco se le han encontrado bastantes evidencias claras de que habría cometido tráfico de influencias desde Palacio de Gobierno, y a Castillo no le avergonzó respaldarlo y no ha sido el primero – ni el último, ya que ni siquiera ha dicho nada – en salir a dar explicaciones o “decirlo”.
Es más, además de respaldarlo y a pesar de todos los indicios claros de corrupción, Bruno Pacheco volvió a ser recibido en Palacio este último viernes y se quedó aproximadamente hora y media ahí. Además de mamarrachentos, son descarados.
Tras el escándalo, lo único que ha salido a decir el presidente es lo siguiente:
“Aquí quiero hacer un alto y decirles que los problemas internos y los problemas que se dan en el Gobierno, en Palacio, los tenemos que corregir (…) Yo vengo de un (pueblo) rondero y me someto, si hay algún caso (de corrupción) que se da, a los usos y costumbres de las rondas. Se tiene que sancionar los casos que se dan”.
¡El burro hablando de orejas! Agárrense, dice que tiene que corregir lo que ha decidido no corregir. No puede ser más cantinflesco ni caradura, y encima cree que lo que corresponde es agarrarlo a chicotazos. Después se queja de que ciertas bancadas quieran darle un latigazo en forma de destitución como él parece solicitar a gritos.
Poco a poco, los que han dejado de justificarlo se han empezado a dar cuenta – con los hechos – de la hipocresía de Pedro Castillo. Quizás habría que decirlo con todas sus letras: se eligió a un fraude. Una vez más, mucha gente sucumbió a la idea romántica de que un político será honesto simplemente porque se identifica con un sector relegado.
Foto tomada de https://ojo.pe/ciudad/cajamarca-ronderos-azotan-a-sujeto-que-robo-mas-de-80-ovejas-197220-noticia/?foto=1 . Diseño de montaje: Ricardo Gálvez.