Reflexión

Nov 19, 2021 | ◉ Puntos de Vista

Hoy haré una pequeña pausa al contenido político de este blog, en honor al nacimiento de mi primer sobrino… Un abrazo a mis hermanitos que conocieron a su hijo esta mañana.

A fines del 2019 trabajaba en una empresa en el área de Compras. Estábamos teniendo muchos problemas con el traslado de nuestra mercadería desde China – como muchos – por un nuevo “coronavirus de Wuhan” (pues así se le llamaba coloquialmente en ese entonces). No se tenía mucha información sobre el virus, pero el ruido era bastante fuerte como para tener que agendar reuniones de emergencia con los operadores logísticos cada 2 o 3 días.

Recuerdo que, para una de estas reuniones, mi directora y yo fuimos los primeros en llegar a la sala de conferencia. Éramos los únicos dos sentados en la mesa, así que como era costumbre, empezamos a conversar informalmente. En eso, ella menciona la gravedad de la situación. Inmediatamente, demostrando que tenía mis cronogramas bajo control (y que era un empleado eficiente), la interrumpí y le dije que creía que los productos que considerábamos en riesgo sí llegarían a tiempo con la medida tal y tal. Grande fue mi sorpresa cuando ella me detuvo y me dijo “No, Ricardo. Me refiero a que esto va a ser grave para el mundo. En esta crisis se verá de qué estamos hechos, como sociedad, como humanidad”.

Fue, para mí, una frenada en seco con quemada de llantas. Me dejó reflexivo, me sacó de cuadro, me aterrizó a la realidad fuera del trabajo. No sé si les ha pasado, pero a veces, algunos diálogos no planificados – y que en el momento pueden ser considerados hasta irrelevantes – con ciertas personas se les quedan grabados en la mente. Bueno, ese momento quedó en la mía y me ha vuelto al recuerdo infinidad de veces desde aquel 15 de Marzo en que Martin Vizcarra anunció el Estado de Emergencia por “quince días”.

A partir de entonces, las cosas cambiaron. La realidad que conocimos, mutó. Fue un parteaguas para muchos, en diferentes sentidos. Y ella tenía razón, se desnudaron nuestras carencias y salieron a la luz nuestras virtudes y defectos como sociedad.

  • Vimos como el pánico puede movilizar a las personas hasta volverlas masas irracionales que – sin coordinación entre ellas – corren a vaciar los anaqueles de papel higiénico de los supermercados. Nos reventó en la cara el egoísmo.
  • Vimos a personal médico sufrir las consecuencias de un sistema colapsado. Los vimos sufrir por salvar a las personas, arriesgando sus vidas y las de sus familiares…o teniendo que estar completamente aislados, alejados de sus seres queridos. Los vimos llorar por dentro, con una fortaleza que admiramos (esta parte se la dedico a dos de mis mejores amigas, doctoras).
  • Sentimos el miedo de vernos vulnerables. Nos dimos cuenta de que todo podría terminar de un momento a otro, que no éramos lo fuertes que creíamos. Y por momentos, contradictoriamente, nos sentimos superhéroes que podían contra toda adversidad.
  • Nos vimos solos, aislados. Y en esa soledad descubrimos que teníamos menos amigos de los que creíamos, pero descubríamos que los que manteníamos eran los mejores del mundo. Nos dimos cuenta de lo valiosos que son nuestros seres queridos, de lo importante que era el tener relaciones honestas y profundas, de la importancia de un abrazo.
  • Extrañamos los cumpleaños, las graduaciones. Nos perdimos los nacimientos de un hijo, de un nieto. Nos hizo falta un abrazo cuando alguien de nuestro entorno falleció o se enfermó. Vimos cómo cada día perdíamos más, y como fallecían más de 200,000 compatriotas…hermanos, amigos, tíos, abuelos… peruanos como nosotros.
  • Nos explotó en la cara la triste realidad de que somos un país con muchas brechas de desigualdad. Y si lo sabíamos, pues, nos dolió comprobar cómo nos afecta y nos mata.
  • Nos dimos cuenta de que estábamos divididos en muchos temas, y que esas divisiones se hacían cada vez más profundas con el pasar de los días.
  • Nos dimos cuenta de que no todos vivíamos la misma realidad. No todos teníamos los mismos accesos a los servicios públicos esenciales.
  • Hemos visto cómo se han acelerado procesos sociales…rupturas o divorcios postergados, relaciones fortalecidas o reconciliaciones inconcebibles meses atrás.
  • Tras vivir experiencias dolorosas, descubrimos quiénes eran de fiar, quienes nos estaban engañando, quiénes compartían nuestros mismos principios. Nos dimos cuenta quién es quién.
  • Nos caímos, nos deprimimos…y decidimos levantarnos. Algunos con ayuda, algunos solos. Y algunos recién empiezan a alejarse del abismo.

Muchos hemos descubierto – en medio de la desgracia – que cuando nos caemos podemos levantarnos, que el dolor nos hace fuertes. A algunos les costará mucho más que otros, y a pesar de que todos hemos sufrido de alguna forma, no todos sentimos el mismo dolor. Así que, si puedes, ¡ayuda a alguien a levantarse!

Quise hacer una pausa a los posts diarios sobre política y coyuntura nacional para reflexionar un poco sobre todo lo que hemos vivido, escribiendo en primera persona. Todos estamos saliendo poco a poco de un trance complicado, adecuándonos a la nueva realidad. Hemos cambiado, hemos visto como el mundo lo ha hecho…¡y ésta es una nueva oportunidad para los que hemos sobrevivido!

¿Oportunidad para qué? Para ser mejores, para ser empáticos, para buscar el bien común, para ponernos en los zapatos del otro, para ayudar más, para luchar más, para querer más a las personas, para unir esfuerzos, para reconocer al otro, para ser felices, para hacer lo que más nos gusta hacer, para vivir con pasión, para ser más humanos. ¡Y esto se puede aplicar en tu vida personal, en tu trabajo, y hasta en la política!

Aprovechemos los pequeños momentos que muchas veces consideramos intrascendentes para causar un impacto positivo en las personas.

En este caso, cuando recuerdo esta conversación que les describí al inicio, empiezo a reflexionar. Y hoy, con el nacimiento de mi sobrino, más aún.

Disculpen el atrevimiento de compartirlo.

 

Photo by Nathan Dumlao on Unsplash

Autor

  • Es Administrador de la Universidad de Lima y Magíster en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la PUCP. Ha trabajado en empresas del Sector Financiero, Seguros y Venta Directa en las áreas de Marketing, Planeamiento Comercial y Compras. Realizó su Tesis de Maestría investigando el comportamiento de los parlamentarios ante las reformas de financiamiento político. “Punto Medio” es el espacio donde vierte sus opiniones, comparte su análisis político y nos da a conocer sus puntos de vista y conocimientos sobre esta pasión que siempre lo acompañó desde joven.

    Ver todas las entradas

Más para leer

Nos cobran y nos desprecian

Nos cobran y nos desprecian

«¿Qué clase de contrato social es este en el que financiamos a corruptos que favorecen a las economías ilegales y delictivas, solo para recibir su desprecio a cambio?»

No hay coronas

No hay coronas

Resulta imperativo ser responsable y exigir investigaciones transparentes para saber por fin la verdad, caiga quien caiga.

La Señora Lunes

La Señora Lunes

«¿A qué mente brillante se le puede ocurrir que sería una buena idea poner a la presidente tirando caramelos como si fuera una piñata?»