A veces, por tratar de encontrar un punto medio, muchas personas intentan justificar algunas cosas forzando interpretaciones o consecuencias, o de frente acusando a los que critican de ser parte de una posición extremista y ridícula. Desde este modesto post, creemos que hay cosas que no deberíamos intentar pasar por agua tibia, ya que este tipo de malabares mentales que buscan estirar las excusas pueden resultar contraproducentes.
Queremos ilustrarlo con algunos ejemplos, desde lo banal hasta lo importante:
Impuestos
“¿Qué te quejas? ¿Acaso ganas más de 300 mil soles? ¿Te molesta pagar 6 soles más por Netflix? Ridículo quejoso, vivimos en un país con bastante desigualdad. Este impuesto no es para ti, es para los más ricos. Igualado”
Que la izquierda quiera pintar su propuesta como “Reforma” tributaria – cuando básicamente es solo un incremento de tasas hacia los que ya pagan impuestos – que solo impacta a la gente “más rica”, no lo hace real.
Se pretende cobrar más a los que ganan más, y eso está bien. En todos lados sucede, y en un país desigual como el Perú puede resultar absolutamente necesario. Y sí, quejarte por 6 soles de sobrecosto en tu servicio de streaming es ridículo.
Pero no caigamos en el debate de lo irrelevante: acá el tema es que el Estado que gasta mal está pretendiendo sacar un paquetazo que sólo busca incrementar impuestos a los que ya los pagan y no está haciendo nada para buscar formalizar a ese 70% de la economía que no paga nada. ¿No se puede hacer algo INTEGRAL y reformador?
Además, no es cierto que sólo se le incrementarán los impuestos a “los más ricos” (para seguir esa narrativa revanchista populista del Gobierno y Francke), sino que se pretende DUPLICAR el impuesto a los alquileres.
Entonces, la crítica no es por lo ridículo. Es porque el incremento no va a acompañado de una estrategia de formalización y ampliación de la base tributaria, porque el timing es pésimo (en plena crisis económica), y porque se pretenden incrementar impuestos que afectan hasta a los más pobres (alquileres, si es que son formales…claro).
Una yuca envuelta en papel de regalo sigue siendo una yuca.
Fiestas
“Eres un clasista, ¿qué te importa si Castillo quiere tirar la casa por la ventana por el cumpleaños de su hija?”
Exactamente. ¿Qué nos importa? Para muchos, en verdad, nos parece irrelevante – y muy bonito, la verdad – que un padre le festeje a su hija lo que le venga en gana. Más aún, después de todo lo que han sufrido los niños con la pandemia. Si quiere instalar una piscina de pelotas en todo el patio de Palacio de Gobierno, es su problema y no nos interesa.
PERO, lo que sí indigna es que lo haga al mismo tiempo que su Gobierno nos prohíbe hacer todo tipo de reunión. ESE es el problema, el doble rasero, el “privilegio”. Y el tener “privilegios” que no corresponde y hacerte al mismo tiempo al pobrecito, victimizándote, cae peor, pues.
Suspensión de Elecciones Primarias.
“Es por la pandemia, para que no nos contagiemos. Además, los plazos han quedado cortos, mira lo que dijeron los organismos electorales al respecto. Esto es de buena fe”
Ya. No todos tenemos la candidez de los que creen que el ex Ministro Maraví era una santa paloma atrapada -por puras casualidades y mala suerte – en múltiples circunstancias comprometedoras. Esta suspensión de las Elecciones Primarias responde a que a los partidos políticos les llega a la punta del zapato la democracia interna. No quieren que elijamos a los mejores candidatos, quieren elegirlos entre las cúpulas y a dedo. Ahí corre harta plata, y lo saben. Y la opinión de los organismos electorales sobre los tiempos era para que adecúen los cronogramas por ley…no para que suspendan todo. ¡Vivazos!
Nacionalización o estatización
No nos hagamos. Lo dijo. Dijo “estatización”. ¿Tanto cuesta reconocer un error? ¿O no fue un error? ¿Por qué tenemos que recurrir a inventarnos un nuevo significado para la palabra “nacionalización”? ¿No es eso tratarnos de tontos a todos, de incapaces de poder leer un diccionario?
Tampoco es cuestión de decir que con esa declaración “lo bueno es que se ha abierto una ventana para finalmente debatir sobre la necesidad de masificar el gas”. Las wiflas, pues. Sabemos bien clarito que Camisea es una cosa, y la masificación es otra. Dos más dos es cuatro, dejémonos de pavadas. Dicho sea de paso, la palabra de un gobernante se supone que es importante. Dejemos de menospreciarlo al justificarlo.
Romantizar la ignorancia
El ministro Gallardo manifiesta estar en contra de la meritocracia y la evaluación en la carrera magisterial. El nuevo Ministro de Educación pretendería nombrar a profesores jalados en sus evaluaciones, solo por su antigüedad. Tras esto, salen a respaldarlo personalidades extremistas de izquierda, como la congresista Isabel Cortez. Estos no tienen mejor idea que “romantizar la ignorancia” y justificar la contratación de maestros que no están preparados para enseñar, desacreditando a todo aquel que critica esa iniciativa del ministro.
¿Cómo desacreditan a aquel que tiene pensamiento crítico? “Ah…es que tú vienes de colegio privado, de tal universidad.” Acto seguido viene la victimización sobre los regímenes perversos a los que debe someterse el maestro.
La cosa es seria, ¿quiénes son la prioridad? ¿los maestros antiguos que jalan? ¿o los niños que requieren una educación de calidad?
Recomendamos a nuestros lectores no caer en esos debates cuando los argumentos traen consigo medias verdades, victimización, y tergiversación. Son inútiles. Evitemos el conflicto con fanáticos, pero tampoco sigamos justificando los errores. Como dice la frase “Justificar un error lo duplica. Reconocerlo lo minimiza”.
Foto tomada de: https://businessmagazinegainesville.com/juggling-for-business/