Resulta preocupante la decadencia y la relativización por la que está pasando el pensamiento crítico en nuestra sociedad. A raíz de lo vivido durante los momentos más duros de la pandemia, se ha acrecentado el sentimiento paternalista que sostiene que no se deben de cuestionar ciertas decisiones porque el Estado ha decidido “por nuestro bien” que las cosas se den de cierta manera. Así, muchas medidas irracionales han sido poco cuestionadas y las hemos normalizado como parte del panorama que se vivió por el miedo a morir. Creemos que ya es hora de despertar el pensamiento crítico entre las personas y desterrar la idea de que aquel que se opone a algo (por algún motivo racional) es un enemigo que debe de ser desacreditado como persona.
Bajo esta lógica de polarización extrema, aquel que no creyó en las teorías de fraude sin evidencias, resulta ser un cojudigno o comunista para el fanático del otro lado. También el crítico del desgobierno del Presidente Castillo, por simplemente serlo, cae en el prejuicio de muchos oficialistas como privilegiado, pro corrupto, racista, clasista, mercantilista y otras descripciones que lindan con lo ridículo.
Las señales de que algo así se estaba desarrollando en nuestra sociedad llegaron cuando se llenaron de insultos a todos aquellos que criticaban las medidas irracionales y de imposible cumplimiento que se fueron dando durante la cuarentena rígida. Todo aquel que se atrevía a cuestionarlas de manera racional resultaba desacreditado por una turba de personas en redes. Así, en silencio, se nos prohibió la playa (lugares abiertos) a la par que se incentivaba el ingreso a Centros Comerciales, se obligaron encierros rígidos a los ancianos y niños, se llevaron a la Comisaría a personas que paseaban a sus perros en el parque (ante la risa complaciente de muchos), se acotaron los tiempos de atención de las entidades que podían operar (generando aglomeración), se cerraron actividades económicas esenciales, se decidió que los domingos los carros particulares contagiaban más que el transporte público, y un largo etcétera.
Hoy mantenemos la medición de temperatura al ingreso de locales en zonas del cuerpo que no te brindan ninguna información relevante, y ahora se le pide a la gente que ingrese al Perú que muestren carné de vacunación (incentivando que la gente se inocule en el extranjero) y prueba PCR negativa (no antígeno, ojo).
¿Hasta cuándo vamos a aceptar medidas irracionales y sonreír de medio lado mientras las imponen? El peligro de seguir vapuleando a aquel que critica es que, pasada la pandemia, se mantenga el adormecimiento de una sociedad que podría ser atacada por grupos políticos inescrupulosos que tengan poder. Incentivemos el pensamiento crítico, no nos llenemos de prejuicios ante los que exponen ideas racionales que puedan complementar o corregir alguna situación equivocada. No todos actúan de mala fe, erradiquemos ese paradigma.
Recordemos que, la idea es usar la cabeza para promover el pensamiento crítico y no solo para usar sombreros que destaquen.
Foto de América Economía. Tomada de: https://www.americaeconomia.com/politica-sociedad/politica/vizcarra-recibe-primer-vuelo-internacional-y-asegura-que-peru-esta